Hago
un recuento rápido de mis amigos que viven en el Estado de México y que han padecido
alguno de los siguientes delitos en dicha entidad: asalto en transporte
público, robo de auto, robo a mano armada, secuestro, secuestro exprés y
asesinato. Los municipios conurbados del Edomex son verdaderos círculos del
infierno.
Ya
no se trata de percepción, de estar a favor o no del PRI. Es una realidad
tangible e ineludible que viven millones de mexiquenses
y miles de personas provenientes de la CDMX que periódicamente tienen que
ingresar a esa tierra sin ley que es el Edomex.
Los municipios de Ecatepec, Tlalnepantla, Naucalpan,
Tultitlán, Nezahualcóyotl, Coacalco, Cuautitlán y Cuautitlán Izcalli cada vez se
parecen más a las favelas brasileñas. La gente vive hacinada. No hay parques ni
espacios públicos de esparcimiento. Las vialidades están en pésimas
condiciones. El paisaje urbano es deprimente: gris, contaminado, con calles
atestadas de autos, sin árboles ni áreas verdes. El transporte público es
infame y sumamente inseguro, sin mencionar las horas que hay que pasar en el
tráfico en la ida y vuelta al trabajo.
La gente ya se ha acostumbrado a vivir así: con miedo,
hacinada, con calles feas, servicios públicos de ínfima calidad y servidores
públicos ineficientes y corruptos. Eso no puede continuar, es indigno. La
indiferencia e indolencia de los gobernantes vulnera los Derechos Humanos de
los mexiquenses.
Vienen las elecciones, y es deprimente escuchar a los
candidatos con sus propuestas huecas, su desconocimiento de los problemas de la
gente, su cinismo, su indiferencia. Es verdad, todos parecen estar cortados con
la misma tijera. Sin embargo, creo que está vez el electorado debería tener un
objetivo común: echar al PRI del Estado de México.
Los demás contendientes no parecen mejor opción, pero
definitivamente el PRI ya no puede continuar gobernando en el Estado de México.
El partido tricolor es impresentable, y no tiene ya ningún argumento para
volver a pedir el voto de la gente. Cualquier propuesta que presente se hace
polvo en el aire: “Mano dura contra la delincuencia”, “reducir la pobreza”, “combate
a la corrupción”. Pregunta elemental: ¿por qué no lo hicieron en los 90 años que
llevan gobernando? Se quedaron sin dedos para tapar el sol.
Insisto, ya no se trata de estar a favor o en contra de un
partido. Se trata de no darle otra vez el poder a quienes han despreciado a los
mexiquenses y que han convertido la entidad en un cinturón de miseria y terror.
El horror ahí está, no hay manera de ocultarlo. Hay
estadísticas, reportes de diversas ONG’s, investigaciones periodísticas de
medios nacionales e internacionales, miles o tal vez millones de testimonios en
agencias del ministerio público y en grupos de Facebook y páginas de internet.
Tal vez parezca inútil, pero hay que hacerlo, por algo se
empieza el cambio. Voten por quien quieran (y como reza el dicho popular: “que
Dios nos agarre confesados”), pero menos por el PRI. Esto no significa darle un
cheque en blanco a la oposición y, por supuesto, con la salida del PRI no se
resolverán los problemas por arte de magia, pero es un primer paso, urgente,
que hay que dar.
Si están de acuerdo por favor compartan, que no se quede
esto en un simple mensaje para mis amigos de Facebook, Twitter o a los escasos
seguidores de este blog. Hay que hacer de esto una madeja que vaya creciendo y
cimbrando conciencias. Si tienen otra propuesta, con gusto me sumo, pero hay
que hacer algo. ¡Ya! #NiUnVotoMásAlPRI
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