Mi primer encuentro con Sabines fue unos días después de su
muerte, en la parada del camión. Ahí lo conocí, en un anuncio oficial en el que
se leía un fragmento de uno de sus poemas. No recuerdo cuál era, pero aquellas
palabras llegaron a una parte de mi ser que hasta ese momento desconocía. Fue
amor a primera vista. Desde entonces quedé prendado de su obra.
De cuando en cuando regreso a leerlo. Me sigue pasmando el
célebre “Espero curarme de ti”. Me sorprende que en “Del Mito” (de apenas seis
líneas de extensión) haya logrado configurar toda una filosofía de vida. Y me
conmueve que le haya dedicado poemas tan bellos a su televisor descompuesto y a
su automóvil nuevo.Jaime Sabines debe ser uno de los pocos autores a los que la gente les expresa sincera devoción, porque sus palabras fueron directas, honestas, transparentes. Cuando tropezaba con una piedra, decía simplemente “pinche piedra”.
Hoy se cumplen 14 años de su partida (de hecho fue ayer,
solo que como a Joaquín Sabina me dieron las doce y la una y las dos y las tres…),
y quiero celebrar que está más vivo que nunca.
TE DESNUDAS IGUAL que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo te quiero entonces
entre las sábanas y el frío!
Te pones a flirtearme como a un desconocido
y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engañas conmigo.
¡Y cómo nos queremos entonces en la risa
de hallarnos solos en el amor prohibido!
(Después, cuando pasó, te tengo miedo
y siento un escalofrío.)
