martes, 26 de enero de 2016

Leo DiCaprio y la convivencia con la mexican fan press

Es muy difícil que haya información relevante en una conferencia de prensa como la que tuvo lugar ayer con Leonardo DiCaprio y Alejandro González Iñárritu. En primera, porque son personajes a los que parece que ya no hay nada más que preguntarles, pues todo lo han contestado (o no) cientos de veces. Y en segunda, porque la prensa de espectáculos en México (en su mayoría) es de un nivel vergonzoso; los reporteros de la fuente son el lumpen del periodismo. Y para que no se diga que me siento el Kapuscinski del siglo XXI, dejo al escrutinio público las dos preguntas que -aunque sabía que no podría formularlas- llevaba preparadas por cualquier cosa: Para Alejandro G. Iñárritu: ¿Aunque la película está basada en hechos reales, no crees que al final resulta inverosímil?, y para Leonardo DiCaprio: ¿si la decisión final estuviera únicamente en tus manos, a quién le darías el Oscar este año por Mejor Actuación Masculina en rol protagónico?

Pero el hubiera no existe. No solo no pregunté nada, sino que prácticamente no abrí la boca durante toda la conferencia. Me dediqué a observar (bastante divertido, por cierto) el circo de los horrores protagonizado por fans muy jotitos (como todos) y pseudo periodistas que acudieron solamente a ver en persona a Leonardo DiCaprio y a tomarle una foto.

Al final, lo que me resultó más interesante fue la forma en que -consciente o inconscientemente-, Alejandro González Iñárritu minimizó el trabajo de Emmanuel Lubezki. Palabras más, palabras menos, le preguntaron que cómo había sido el trabajo de la mano de "El Chivo", casi casi que quién había dirigido a quién, pues evidentemente habían tenido que trabajar en absoluta complicidad, considerando la importancia que tiene la fotografía en la película.

Iñárritu no es tonto, por supuesto que alabó el trabajo de Lubezki, a quien calificó como un maestro de la luz. Pero "El Negro" también tiene un ego muy grande, y no se iba a dar un balazo en el pie otorgándole todo el crédito a Lubezki, así que se fue por la tangente y aseguró que la toma final del fotógrafo es el resultado de miles de decisiones de muchas personas, en la que también se involucran un sinfín de elementos. Elegantemente, dijo que el trabajo de "El Chivo" fue únicamente hacer un homenaje a todas esas personas que están involucradas en esa toma final que aparece en pantalla; es decir, que Lubezki nada más puso la cámara donde le indicaron.

Al final, remató diciendo que todo el peso (éxito) de la película recayó en la actuación de Leonardo DiCaprio, a su entrega, profesionalismo y bla, bla...

No es verdad. La actuación de DiCaprio es magnífica, pero El Negro Iñárritu le debe su nominación al Oscar (solo la nominación, porque no se lo va a ganar) cien por ciento a Emmanuel, Lubezki, a nadie más. Y el Chivo sí subirá al estrado a recoger su premio. Y hará historia como el único cinematógrafo en recibir tres premios Oscar consecutivos. Y yo seré muy feliz.

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